jueves, 16 de octubre de 2014

LOS OLVIDADOS DE ROMA.


                              LOS OLVIDADOS DE ROMA.

De todos los romanos corrientes, los gladiadores son probablemente los que ocupan un lugar más destacado en la imaginería moderna. Los gladiadores eran artistas 
entrenados que luchaban en parejas (salvo en raras excepciones) en el ruedo 
con espadas y otras armas para entretener al público. Pero antes de examinar a los gladiadores en detalle, es importante identificar cuidadosamente la demografía del ruedo.Los ciudadanos grecorromanos creían firmemente en la necesidad y la eficacia 
de una muerte dolorosa y brutal para la gente corriente condenada por crímenes graves contra la sociedad como el asesinato.Las ejecuciones en el ruedo normalmente tenían lugar durante la «pausa de mediodía», entre la caza de fieras de la mañana y los espectáculos de gladiadores de la tarde; se anunciaban como un acontecimiento más, como se desprende de este cartel de Pompeya:

Veinte parejas de gladiadores y sus suplentes lucharán en Cumas el 5 y el 6 de octubre. También se celebrarán crucifixiones y cacería de fieras. (CIL 49983a)

Si sobrevivía luchando durante tres años, prestaba dos años más de servicio en la escuela y era liberado. Al tratar el tema de los gladiadores es importante quitarse de la cabeza a los criminales; sus circunstancias, perspectivas y suerte eran del todo diferentes.
De hecho, los gladiadores procedían de dos grupos: esclavos y voluntarios libres. 
Un esclavo, al ser propiedad de otro, no podía oponerse a ser gladiador. El amo 
del esclavo tenía dos motivaciones: imponer un castigo y obtener beneficio. Podía ser que el propietario quisiera deshacerse de un esclavo insolente y lo vendiera a un agente de gladiadores. Un grafito de Pompeya nos ofrece un ejemplo:
 
Severo, un hombre libre, ha luchado 13 veces. Albano «el zurdo», también libre, luchó 19 veces y derrotó a Severo. (CIL 48056)

Obligarse por contrato, concretamente, juraba renunciar a los derechos de protección que le otorgaba la ley y prometía dejarse «quemar, encadenar, golpear o matar». Esto, sin embargo, no equivalía a la esclavitud. El equivalente más cercano (aunque no exacto) era enrolarse en el ejército, en el cual el alistamiento era también por un tiempo limitado, se renunciaba a los derechos y se hacía un juramento en el que se incluía la promesa de morir por el emperador.
El contrato de gladiador voluntario era por un tiempo determinado. Se desconoce la proporción relativa de esclavos y voluntarios en los espectáculos de gladiadores. 
En las escasas e incompletas listas que han sobrevivido parece haber un predominio de esclavos, aunque en ellas figuran tanto esclavos como hombres libres. La mayoría de epitafios corresponden a libres o libertos.  También había algunas mujeres gladiadoras. Un relieve de Halicarnaso (Turquía) muestra a dos de ellas, «Amazona» y «Aquilia», luchando la una con la otra.




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